Todos sabemos qué cosas son reales y cuáles no son más que puras conjeturas o ficciones.
Creemos en lo que vemos, en lo que nuestros sentidos nos dicen y en las ideas que de una forma u otra interiorizamos como ciertas.
Para demostrar lo equivocados que podemos llegar a estar o la manipulación a la que se nos puede someter podemos acordarnos por un momento del mito de la caverna de Platón. Este filósofo murió en el año 347 a.C. pero su explicación de la ascensión al conocimiento puede que esté de plena actualidad.
El mito de la caverna:
En esta alegoría se plantea una situación: Al fondo de una cueva hay unos hombres que se encuentran allí encadenados desde su nacimiento, de tal manera que no conocen ningún otro lugar. En un punto intermedio de la cueva hay un grupo de personas en libertad que manejan objetos y que están iluminados por una hoguera. Eso hace que los hombres encadenados al fondo puedan ver las sombras de esos objetos y escuchar ecos y voces distorsionadas. Para ellos el mundo real es el mundo de la oscuridad, de las sombras y de los ecos, puesto que no conocen más.
Un día uno de esos hombres se libera y emprende un camino por la cueva. En ese camino puede ver la hoguera y los objetos que creaban las sombras que antes veía, y puede escuchar de cerca las voces que para él eran ecos.
Después de una dura ascensión llega a la salida de la cueva, pero no es capaz de ver nada, la luz del exterior le ciega y no puede más que mirar vagamente el suelo que pisa. Al llegar la noche empieza a ver el mundo a oscuras y puede ver las estrellas.
Poco a poco empieza a ver reflejos de luz en el agua y a distinguir colores, comienza a observar el mundo tal y como es, hasta que llega un momento en el que puede ya mirar directamente al sol.
Ese hombre, conociendo la realidad del mundo, se siente en la obligación de volver a la cueva para liberar al resto de hombres.
Regresa entonces al fondo de la caverna y explica a los encadenados lo que son en realidad las sombras y los ecos, les dice que hay otro mundo en el exterior lleno de luz, y que puede ayudarles a subir hasta allí.
Pero los hombres encadenados no creen lo que cuenta, no creen en la luz, ni en los objetos, ni en los colores. Para ellos solo existe su caverna, no puede haber nada más allá de lo que conocen.
Le toman por loco y le advierten que si trata de liberarlos le matarán.
A día de hoy…
Tal vez estemos tan obcecados en la certeza de lo que conocemos que cualquier planteamiento de otra posibilidad nos resulte una locura.
Quieras o no estás encadenado a la sociedad en la que naciste, a sus costumbres, a sus ideas establecidas, y bajo el control de lo mediático.., oscuridad y cadenas para Platón.
Seguramente hay una cómoda aceptación de la realidad cotidiana. No supone ningún esfuerzo oír voces distorsionadas y ver las sombras que otros con mayor conocimiento proyectan.
Religión, ciencia, energía, alimentación, conflictos bélicos… ¿Qué es luz y qué es distorsión?
El esfuerzo está en encontrar el otro punto de vista, la otra posible realidad. La ascensión al conocimiento no parece fácil, es duro el camino hacia la salida de la caverna, más allá de la oscuridad las ideas aturdirán y costará entenderlas, y tal vez algún día se podrá mirar directamente a la verdad.
Pero sobre todo…
No hay que matar al que intenta liberarte.
-V.
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Fántastico el artículo!!!!!! Es verdad, no vemos mas de lo que tenemos delante y concretamente, mas de lo que conocemos. Y habría que avanzar un poco mas y tratar de comprender lo q puede parecernos irreal o imposible de creer. Tenemos que liberar mas nuestra mente y no poner límites a nuestra comprensión.
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Mi mito favorito…la Caverna de Platón hace demasiado q me lo relataron como para acordarme de cuando…y volver a leerlo me ha encantado. Platón Atemporal…en este y en otros muchos de sus planteamientos
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Gracias Lorena !!
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Seguramente lo peor de todo no sea que tenemos un conocimiento limitado erróneo y condicionado de la realidad si no que nos aferramos a él para sentirnos seguros y despreciados aquellas verdades que contradicen nuestros pilares existenciales.
Necesitamos que nuestras ideas creencia (Ortega) estén afianzadas aunque sean falsas para poder desarrollar nuestras vidas y no vivir en un mar de dudas¡¡
Viva la filosofía
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