El Lago de Sanabria, un bucólico paraje que invita a la leyenda…
…y leyenda tiene:
Era una fría noche. La fina lluvia calaba los huesos de un peregrino que en su caminar llegó al pueblo de Valverde de Lucerna. El cansado hombre, de larga barba y desaliñados cabellos, apoyaba su cayado a cada paso en busca de un lugar en el que se le ofreciera algo de sustento.
Casa por casa, una a una fue solicitando esa ayuda que nadie le quiso conceder. No había nada para él, ni había bondad alguna.
En lo más alto del terreno quedaba una apartada casa a la que dirigirse, la última oportunidad del agotado peregrino. Se trataba de un horno de pan, el olor era característico. Una vez en la puerta, desesperanzado, intentó encontrar la humanidad que ya le había negado el resto del pueblo.
En este caso la respuesta fue otra, el panadero le recibió y le condujo hasta un lugar junto a su familia para que se calentase con el fuego. Había metido en su horno la última masa de pan que le quedaba y estaba dispuesto a compartirla. Por fin el peregrino encontraba algo de aliento.
Al ir a sacar el pan, ese panadero que mil veces había usado su horno se encontró esta vez algo diferente, ese pan había crecido tanto que no podía salir por la boca del horno. Desconcertado, tuvo que sacar trozos para poder ofrecérselos a su desaliñado invitado.
Fue entonces cuando el caminante se alzó de su asiento. -“Gracias por ayudarme, habéis sido los únicos dispuestos a compartir el hogar con un necesitado. Guarda ese pan para ti y tu familia”.
Y sin más salió de la casa.
El panadero sólo pudo ver como el apresurado peregrino se perdía en la noche bajando por el húmedo terreno.
Ese fue el fin de Valverde de Lucerna, un pueblo que en una sola noche sucumbió bajo las aguas quedando en su lugar un apacible lago.
Todo se inundó.., salvo el punto más alto del pueblo, donde se hallaba una humilde casa.
Así el Lago de Sanabria guarda su leyenda.
La existencia en el lago de un islote, denominado «isla de las moras» le da al lugar el toque de misticismo que alimenta la fábula.
Pero hay algo más…
La impronta parece haber calado en las gentes de la zona de tal forma que merecen ser los descendientes de la familia del panadero y de su innata bondad. Herederos de esa mano tendida que no dudan en ofrecer amablemente lo que tienen y que son libres de egoísmos o críticas.
¿Y tú?
¿Ayudarías a un necesitado?
V.
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Intrigante y como el resto de post’s de gran interés. Pero me planteo varias cuestiones; Por qué esa familia?, Por qué tra este acontecimiento despareció el pueblo?; De qué año hablamos?.
Mi enhorabuena por la publicación!
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La leyenda aún continúa… en la noche de San Juan se pueden oír las campanas de la iglesia sumergida, pero no todos pueden oírla….
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Tengo la leyenda narrada por un nativo de Ribadelago en sanabrés. Faltan algunos detalles pero en esencia esa es la leyenda. En la isla de las moras hay restos de una edificación que levantó en conde de Benavente.
Un saludo.
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Muchas gracias por tu comentario y por la aportación. Un saludo.
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