La estatua del CERN

Si, por ejemplo, en la entrada de un hospital hubiera una estatua que simbolizase la muerte… ¿pensarías que es acertado?

El CERN, (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire), es el mayor y más potente acelerador de partículas que ha creado el ser humano.

Con sede en Ginebra (Suiza), aunque abarcando también suelo francés, el CERN es el super laboratorio donde se llevan a cabo proyectos científicos de gran complejidad, como las teorías de partículas, los átomos de antimateria o el Bosón de Higgs (también llamado partícula de Dios). Para ello no se repara en gastos, ya que su trabajo está financiado por 22 países con más de 600 millones de euros anuales.

En su interior se encuentra la máquina más grande jamás construida: el Gran Colisionador de Hadrones, un «tubo» circular de 27 kilómetros de recorrido, situado a 175 metros de profundidad y compuesto por 9.600 superimanes. Escenario idóneo para hacer chocar entre sí partículas subatómicas a casi la velocidad de la luz.

«Queremos entender cómo se comportan, por qué se convierten en cosas que llamamos átomos y núcleos, en gente, sillas y edificios, y después en planetas, sistemas solares y galaxias» (portavoz de CERN).

El trabajo que el CERN realiza bajo tierra parece de gran utilidad científica, pero muchas han sido las voces que han alertado acerca de la peligrosidad de las investigaciones que allí se desarrollan. Stephen Hawking o el astro-físico Neil de Grasse, entre otros, sostienen que este gran laboratorio podría hacer explotar el planeta, formar un agujero negro o un agujero de gusano. Sergio Bertolucci, exdirector de Investigación Científica de la instalación, afirmó que el colisionador podría abrir peligrosas puertas a otra dimensión.

En este sentido, curiosamente el colisionador del CERN se encuentra en la localidad de Saint Genis Pouilly. Muchos apuntan a que el lugar escogido no es casual. Se cree que en la época romana existía en ese lugar un templo con una puerta de entrada al inframundo (curiosa coincidencia para un laboratorio subterráneo). Pouilly viene del latín Appolliacum, es decir, ciudad dedicada a «Apolión«, dios griego de la destrucción, de la muerte y del sol.

«Apolión» en hebreo es «Abadón«, quien en el libro del Apocalipsis tiene la llave del abismo y lidera la plaga de langostas al final de los tiempos (curiosa similitud si nos acordamos de las voces que alertan sobre los peligros teóricos de esta instalación).

Todo esto es sólo palabrería, pero ahora llegamos a la estatua existente en el interior de las instalaciones del CERN:

Es el dios hindú «SHIVA«, el danzante cósmico, quién domina las fuerzas naturales, y también… dios de la destrucción, el renacer y la regeneración. A Shiva se le identifica con la deidad celta «Cernunnos«, dios del inframundo, símbolo de renovación, dios de la muerte y de la vida, al cual se le hacían sacrificios para recibir su favor.

Cernunnos…CERN… otra casualidad.

Y casualmente, siendo el CERN un lugar con fuertes medidas de seguridad, se produce el día 11 de agosto de 2016 un aparente ritual por un grupo de encapuchados los cuales representaron un sacrificio humano junto a la estatua de Shiva (podrás encontrar cientos de noticias al respecto).

Parece una meticulosa acumulación de simbolismos para algo tan pragmático como un laboratorio científico.

¿Querrá decir algo?

-V.

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